La Iglesia Católica realizó el jueves una ceremonia única que combinó ritos funerarios centenarios con adaptaciones recién creadas al despedir al Papa Emérito Benedicto XVI, quien murió el sábado a los 95 años.
“Ofrecemos ahora nuestro último adiós al Papa Emérito Benedicto y lo encomendamos a Dios, nuestro padre misericordioso y amoroso”, declaró el Papa Francisco, el sucesor de Benedicto, quien supervisó el evento de una hora.
“El pueblo fiel de Dios, reunido aquí ahora, lo acompaña y le encomienda la vida de quien fue su pastor”.
Posteriormente, el cardenal Giovanni Battista Re hizo circular el ataúd del ex Papa con incienso, un rito funerario tradicional y simbólico.
Funeral sin precedentes para el ‘papa emérito’
El funeral estuvo marcado por cambios novedosos, en gran parte porque renunció inesperadamente en 2013, el primer Papa en hacerlo en seis siglos.
Una institución construida sobre un precedente, el Vaticano no tiene un plan para el funeral de un papa emérito. Incluso el Papa Gregorio XII, quien en 1415 fue el último Papa en dimitir, no ofreció ayuda, porque después de dejar el papado volvió a ser cardenal.
El jueves, cada referencia pública a Benedicto fue como «papa emérito» (en lugar de «papa» como en los funerales papales anteriores), y algunas oraciones se ampliaron para reflejar que Benedicto no era el papa en funciones cuando murió. El cambio más obvio fue que Francisco se convirtió en el primer Papa en funciones en presidir el funeral de su predecesor.
Cómo la muerte de Benedicto puede afectar a la iglesia
Según observadores clave del Vaticano, la muerte de Benedicto eliminó su larga sombra de influencia tanto para el ala progresista de la iglesia, encabezada por Francisco, como para el ala más canónica y conservadora que representaba Benedicto.
“La muerte de Benedicto da paso al surgimiento de nuevos líderes conservadores dentro de la iglesia”, dijo el autor y analista del Vaticano Marco Ansaldo.
Ansaldo mencionó al arzobispo Carlo Viganò, ex nuncio (embajador) del Vaticano en los Estados Unidos; el cardenal Raymond Leo Burke de Wisconsin; el Arzobispo Timothy Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos; y el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, como figuras eclesiásticas que asumen un papel de mayor visibilidad en la ausencia de Benedicto. Todos han sido críticos del papado de Francisco.
“El Papa Francisco también será más libre ahora”, dijo Ansaldo. “Más libre en el corto plazo para asumir posturas que antes le parecían una afrenta a Benedict, y más libre en el mediano plazo para resignarse potencialmente si las exigencias físicas del trabajo se vuelven demasiado. Había pocas posibilidades de que hubiera renunciado mientras Benedict todavía estaba vivo”.
Ansaldo y otros analistas han dicho que uno de los legados duraderos de Benedicto puede ser que preparó la mesa para que otros papas se retiraran en lugar de servir hasta su muerte.
‘Un siervo de Dios’
Entre los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro el jueves, pocos abordaron las maquinaciones internas del Vaticano. En cambio, la gente dijo que venían a honrar al hombre que lideró a los 1.100 millones de católicos del mundo entre 2005 y 2013.
“Era un siervo de Dios, que es todo lo que cualquiera de nosotros puede aspirar a ser”, dijo Mark Timothy Anderson, nativo de Filadelfia y administrador escolar en Roma de vacaciones con su familia.
Biden no entre los políticos, líderes presentes
Entre los presentes el jueves se encontraban el recién instalado primer ministro italiano, Giorgia Meloni, el primer ministro de la República Checa, Petr Fiala, el rey Felipe y la reina Matilde de Bélgica, y la ex reina española Sofía.
El presidente Joe Biden, un católico devoto, no estaba presente. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, reveló esta semana que Benedicto y el Vaticano habían solicitado específicamente que Joe Donnelly, el embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede, asistiera al funeral en lugar de Biden, cuyas opiniones sobre el derecho al aborto y el matrimonio homosexual son contrarias a las de Biden. del Vaticano.